jueves, 28 de abril de 2011

El Manantial

El Manantial es una película de King Vidor, realizada en 1949 y protagonizada por Gary Cooper y Patricia Neal, que está basada en la novela homónima de Ayn Rand.



Me bajé la película hace aproximadamente un mes ya que la proyectaron en el mes de Marzo en la Filmoteca. Generalmente me cuesta un poco ir allí así que veo la programación de cada mes y de allí saco ideas para ver películas en mi casa. Como decía, la película llevaba ya algún tiempo en el disco duro de mi ordenador. Me acordé de ella el otro día cuando leí que en Estados Unidos iban a estrenar Atlas Shrugged, otra película basada en una novela de Ayn Rand (el título en español de la novela es La Rebelión del Atlas), y decidí ver El Manantial. Anteriormente ya había leído críticas de la misma que no eran buenas (en comparación con el libro) pero como yo no he leído el libro pensé que no tenía nada que perder.

La historia de El Manantial es la de Howard Roark, un arquitecto que se mantiene fiel a su idea de la arquitectura y, por ello, lucha contra todo: sus amigos, compañeros de profesión, la crítica de la prensa, etc. Ser fiel a uno mismo le lleva, al principio, a pasar penurias e incluso a tener que trabajar en una cantera al no tener nadie que quiera contratarle para que diseñe edificios. Roark es un hombre íntegro, individualista, que no pretende coaccionar o poner de su parte a los demás, en contraposición a otros personajes que van apareciendo en la película (otros arquitectos, críticos de periódicos, etc.) que carecen de coherencia o lealtad a unas ideas en cuanto se encuentran en una situación en la que éstas pueden verse en peligro.

Junto a esto, hay un triángulo amoroso que le da un poco de pimienta a la historia y que recalca las ideas generales de la misma. Parece ser que, a pesar de que Ayn Rand impuso un férreo control sobre el guión de la película (a semejanza de Roark a la hora de presentar los diseños de los edificios, cuando exigía únicamente que se respetase el diseño que él había hecho y que no se incorporasen modificaciones), los admiradores del libro no quedaron muy contentos con el resultado final (por ejemplo, el papel de Roark debía haber ido para un actor no tan maduro como Gary Cooper, algo mayor en el momento de la realización de la película). A mí me ha parecido una película interesante, que presenta una problemática cuya importancia no es menor actualmente, como es la disquisición entre individuo y sociedad.

Dejo aquí un video sobre el juicio final en el que se resume esta problemática (quizá algo simplificada):

sábado, 23 de abril de 2011

Hamburguesas en Madrid

No es esta la primera vez que comienzo a escribir una entrada para el blog relacionada con el tema hamburgueseril, vamos a ver si consigo acabarlo.

El objetivo de esta entrada, que anticipo será de las largas, es mostrar mi experiencia en el consumo de hamburguesas. Me encantan las hamburguesas y, últimamente, han proliferado por Madrid los restaurantes especializados en ellas. Haré aquí un resumen de las veladas que allí he pasado, intentando ser lo más objetivo posible (reconozco que soy más del continente que del contenido en lo que a hamburguesas se refiere, así que un sitio decorado al típico estilo americano tiene más posibilidades de gustarme que otro que no, pero aquí intentare no dejarme llevar por esas pasiones).

Elimino de este “examen” las cadenas de comida rápida (McDonald’s y similares) porque llevan aquí casi toda la vida. No va a ser tampoco una lista infinita, aún me quedan muchos sitios por probar sólo en Madrid y aparte tengo que repetir en aquellos sitios que ya visité.

 Siempre nos quedará el Big Mac

Voy a intentar llevar un orden cronológico en relación a la primera visita que hice a cada sitio. 

Ahí vamos:

No recuerdo exactamente cuando fui al Alfredo’s Barbacoa, pero será hace dos o tres años. Todo el mundo decía que servían las mejores hamburguesas de Madrid, así que estaba tardando en probarlas.


Mi opinión del sitio no pudo ser peor. Era pequeño (imprescindible reservar), nos sirvieron tarde (la reserva ya era tarde de por sí – a las once de la noche – pero no comenzamos a comer hasta las doce) y la hamburguesa, en mi opinión, estaba bien (y nada más). Reconozco que la compañía con la que fui no era la mejor (espero no tener que borrar nunca este comentario, sería gracioso). También hay que reconocer que no fuimos muy hábiles reservando para nueve personas y presentándonos allí quince. La decoración no era nada del otro mundo, todo el local (pequeño) lleno de banderas de Estados Unidos y de Texas. Me dejan cien dólares y hubiese hecho maravillas redecorando ese sitio.

En definitiva, creo que es evidente que tengo que volver pronto, porque tanta gente no puede estar equivocada. Lo intentaré. Tiene dos locales en Madrid, uno por Cuzco y otro en Lagasca.

La siguiente incursión fue en el Tommy Mel’s. Es el típico Diner americano de los años cincuenta, de hecho, el nombre lo toma de la película American Graffiti. La mesas, la decoración de las paredes, las camareras, la gramola. Comer allí supone sumergirse en una atmósfera nueva y vivir de lleno la aventura americana, jaja.



He estado un par de veces aquí y la experiencia ha sido satisfactoria. La carne, no obstante, no es la de mayor calidad que nos podemos encontrar (no es que sea mala, pero otros sitios le han tomado la delantera a este). Sólo he probado hamburguesas aquí, creo que la primera vez cayó una hamburguesa Tommy Mel’s (la cebolla causó estragos, ya que además pedí como entrante unos aros de cebolla) y la siguiente una Top Cheese, que lleva una mezcla de tres quesos y está riquísima. Hay varios tamaños a elegir y la carne se puede pedir al gusto del cliente. La próxima vez que vaya creo que será hora de meter mano a la carta de perritos calientes.

Me parece que lo mejor de este sitio, sin desmerecer el resto, son los postres. No creo que haya probado un brownie más bueno que el que tome aquí y el Banana Split – plátano mezclado con helados de vainilla, fresa y chocolate y con nata – también estaba muy rico.

Me parece la opción idónea para aquel que quiere tomar una hamburguesa pero no sólo eso, sino que también pretende disfrutar de una velada un poco yanqui. De momento el restaurante no admite reservas así que o se acude pronto o toca esperar.

La siguiente parada en este viaje se encuentra sólo una calle al norte de Pedro Teixeira (donde se encuentra ubicado Tommy Mel’s) y es que en General Yagüe tenemos el New York Burger. Creo que no hay carne mejor que la de este restaurante. El filete es vertical (es decir, es un pegote de carne estrecho y alto) a diferencia del más alargado filete del Tommy Mel’s.



El precio quizá sea un poco mayor al del su vecino del sur pero la calidad de la carne lo compensa. Hay tres tamaños de hamburguesa y bastante variedad de ellas (todas con nombres relacionados con la ciudad de la Gran Manzana) así que creo que pasará mucho tiempo hasta que me adentre en el resto de productos que ofrecen: carnes, perritos calientes, sándwiches y ensaladas. Los postres, estando buenos, no son comparables a los del Tommy Mel’s.

Si lo que queréis es disfrutar de la hamburguesa (y os da igual la decoración del local y del personal del restaurante, ya que esto es el punto débil del New York Burger) esta es la mejor opción. El restaurante se llena así que es necesario reservar.

A continuación iba a hablar del Home Burger cuando me doy cuenta de que nunca he estado allí y que me estoy confundiendo con el House Burger, que está en la calle Andrés Mellado (Moncloa).

Es un sitio acogedor que me sorprendió gratamente por la relación calidad/precio. La carta es bastante amplia y recuerdo que había combinaciones raras de hamburguesas (con queso de cabrales, con aros de cebolla, con foie, etc.).

Igual me equivoco pero creo que no es una opción muy frecuentada (a diferencia de los dos anteriores) que seguro que merece una segunda oportunidad. Me apunto en el debe mi visita al Home Burger.

Precisamente cerca de uno de los restaurantes Home Burger (el que está en el barrio de Malasaña) se encuentra mi siguiente objetivo: TM Burger. Se trata de un sitio más de batalla, que cuenta con espacio para comer dentro del local (ya sea sentado o de pie) pero que hace hincapié en la idea del takeaway


Los precios son irrisorios, pudiendo tomar una hamburguesa con dos ingredientes por menos de cuatro euros. La carta se basa en su sencillez: dos tipos de hamburguesas y dos de perritos calientes. Luego hay patatas fritas como entrantes, tartas y batidos.

No es un sitio para cenar sentado (se puede, pero no hay seguridad de encontrar hueco) si no para meterse algo rápido y continuar con la jornada. Me parece casi imposible conseguir la calidad que ofrecer este local a esos precios (menos de diez euros si incluimos bebida y patatas fritas con extras) en Madrid.

La última parada – hasta ahora – en sitios típicamente americanos en Madrid ha tenido lugar en el Peggy Sue, al que he acudido dos veces en el último mes y medio. He estado en el restaurante de Huertas pero hay multitud de ellos en la capital, en la provincia y otras ciudades de España.



En cuanto a filosofía, es similar al Tommy Mel’s. Aire cincuentero, música adecuada y una carta bastante potente. Las hamburguesas son sólo superadas por las del New York Burger. Riquísima la ensalada de col y también entrantes como las patatas fritas con queso cheddar y bacon. Quiero hacer una mención especial a la hamburguesa Mary Lou (con queso azul) que estaba riquísima.

Los postres tampoco quedan rezagados, hasta ahora he probado la tarta de queso y los rollos de canela y ambos estuvieron geniales.

Además, como punto positivo, este restaurante innova algo con las bebidas (en todos los anteriores echo en falta algo tan típico y americano como una Coca-Cola de vainilla, un ginger ale o un Dr. Pepper), pudiendo disfrutar de una Pink Lemonade que, además, vale la mitad que cualquier otro refresco de la carta.

Ese oscuro objeto de deseo


Destacar también la decoración de los servicios (al menos el de este local de Huertas): la entrada es común para chicos y chicas y los grifos son compartidos…todo ello decorado con fotos de cantantes cincuenteros entre los que no podía faltar Buddy Holly.

Termino aquí este repaso inacabado a sitios típicamente americanos por Madrid y me quedo como tarea pendiente volver a Alfredo’s y probar el Home Burger. Asimismo, otra hamburguesa bastante normalita, barata pero no por ello menos rica es la hamburguesa de la casa del pub irlandés James Joyce, situado en la calle Alcalá entre Cibeles y la Puerta de Alcalá.

jueves, 21 de abril de 2011

Caminando con el destino. Winston Churchill y España. 1874 -1965

Hasta el día 5 de Junio es posible ver en Madrid la exposición Caminando con el destino. Winston Churchill y España: 1874 -1965 en el Complejo “El Águila”, antigua fábrica cervecera de la capital.

Me considero bastante atraído por la figura del estadista británico. En su dilatado paso por este mundo (vivió 90 años a pesar de su afición a los puros y al buen licor) tuvo tiempo de trabajar como periodista, militar, político (destacó su paso como Ministro de Marina – Primer Lord del Almirantazgo – aunque ocupó también otras carteras ministeriales antes de dirigir como Primer Ministro a un país que se encontraba ante su peor amenaza: la Alemania nazi y su Blitzkrieg que ponía en peligro la histórica invulnerabilidad de las islas) y, entre otros, escritor (fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1953). Disfruté leyendo la edición que se hizo para España de la parte de su autobiografía que versaba sobre la Segunda Guerra Mundial (dos tomos de alrededor de mil páginas...siendo los originales seis tomos) y, en cuanto pude, visité las Churchill War Rooms en Londres: las habitaciones privadas – refugios – situadas en Whitehall, a  escasos metros de Downing Street, desde donde se dirigió gran parte de la guerra (la mayoría de los cuartos se mantienen intactos, entre ellos, el salón de mando donde aún se puede observar el sillón del Primer Ministro).



No es extraño, pues, que esta exposición fuese una cita ineludible en mi agenda. La sala donde se ubica forma parte del Complejo “El Águila”, que incluye el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid y la Biblioteca Pública “Joaquín Leguina”. Este complejo está construido sobre la base de la antigua fábrica de cervezas “El Águila” y el conjunto arquitectónico es bastante bonito, a la par que extraño de ver tan cerca del centro (no frecuenté mucho la otra fábrica de cervezas de Madrid, la Mahou frente al estadio Vicente Calderón). Está situado en la calle Ramirez de Prado nº3, a escasos diez minutos andando desde Atocha (justo detrás de la estación de tren de Delicias).


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La exposición me defraudó un poco. Es verdad que es gratuita pero creo que se podía haber estirado la materia un poco más. Quizá soy demasiado exigente. Está compuesta básicamente de fotografías de Churchill, así como de cartas, medallas y otros documentos. Quitando cuatro o cinco fotografías donde aparece Churchill con personalidades españolas (el Rey Alfonso XIII, el embajador Merry del Val, de vacaciones en Tenerife o jugando al polo en el Club de Campo) el resto de imágenes no guardan ninguna relación con nuestro país (recordemos que la exposición – según el título – explora las relaciones del mandatario británico con nuestro país). En cuanto a los documentos existentes, se reproducen cartas personales de su infancia/juventud y otras posteriores. Destacan aquí cartas dirigidas por los embajadores de los dos bandos de la guerra civil a su persona, cartas enviadas a su hijo en las que le aconseja sobre qué hacer en España durante la guerra civil (el hijo estuvo aquí en ese período) y cartas durante la Segunda Guerra Mundial en la que discute con otros mandatarios las acciones a tomar en el caso de que España entrase en la contienda e invadiese Gibraltar. También, me olvidé, hay cartas de Arsenio Martínez Campos, capitán general de Cuba, autorizando la presencia de Churchill entre las tropas españolas en dicho conflicto (como una especie de observador militar). 

Se pueden ver también diversos objetos como un abrigo utilizado por Churchill, una pajarita, su pasaporte o las medallas españolas a él otorgadas (Cruz al Mérito Militar y Medalla de la Campaña de Cuba), aunque no son las originales suyas sino otras idénticas. Las originales se pueden ver en las Churchill War Rooms. Por último, en la primera planta de la exposición, se pueden ver algunas pinturas realizadas por él así como utensilios suyos.

En definitiva, se trata de una exposición algo pobre – no se tarda más de treinta minutos en verla completa, y eso que anduve por cada muestrario y leí todos los carteles – y creo que hubiese sido posible darle algo más de empaque. Además, se hace mucho peso en la relación con España y luego no hay tanto material al respecto.

Pero bueno, la verdad es que para hacer algo “diferente” quizá no sea un mal plan.

miércoles, 20 de abril de 2011

Starman - David Bowie

Mientras le doy los últimos toques, en paralelo, a un puñado de entradas en las que cuento  las cosillas interesantes que he estado haciendo últimamente (¡y no tan últimamente!) no paro de escuchar a David Bowie:

lunes, 11 de abril de 2011

Usa crema solar

Pues no sé si es bueno o malo pero últimamente le estoy sacando un partido tremendo a blogs, libros y artículos de autoayuda. Lo último que he visto ha sido este vídeo:



Hay cuatro o cinco frases que me han parecido geniales. Pues eso, a usar protección solar. Y esto me recuerda a que tengo que dedicarle una entrada - cuando tenga tiempo - al poema If de Rudyard Kipling, que también me da ánimos en momentos difíciles.

domingo, 10 de abril de 2011

Corpus Christi Carol - Jeff Buckley

Descubrí a Jeff Buckley viendo El Ala Oeste, esa gran serie de televisión creada por Aaron Sorkin. El montaje final de la tercera temporada está acompañado por la versión que él hizo del Hallelujah de Leonard Cohen (tanto de esa canción como de los finales de temporada de El Ala Oeste ya he escrito con anterioridad aquí).

Buckley murió joven y en extrañas circunstancias. Se ahogó en un canal paralelo al río Mississippi a su paso por Memphis. Sólo público un disco de estudio. La canción que le da nombre (Grace) es desgarradora como pocas.

El disco no tuvo mucho éxito comercial pero sí contó con la admiración de compañeros de profesión. Con el paso del tiempo, y quizá también alimentada su fama por su muerte prematura, la importancia de este trabajo ha crecido.

El otro día mientras iba corriendo sonó esta canción y no he podido dejar de escucharla desde entonces:

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