jueves, 25 de agosto de 2011

Siguiendo con las hamburguesas...

Tengo el blog algo abandonado, en parte por mis ausencias veraniegas y en parte porque no he encontrado temas para tratar por aquí o no me ha pasado nada interesante. Y voy  retomarlo con un tema con el que me diverti mucho al escribir de él y que es el de las hamburguesas. Ahora bien, esta entrada será más corta que la primera y tendrá un toque más internacional.

Empiezo con el In Dreams Café, en el que he almorzado hoy mismo. Se trata de un local pequeño, antiguo y que no está preparado para ser restaurante, si no que es más un bar tranquilo – tiene pocas mesas y algunos sillones – pensado más para tomarse algo en la tarde/noche y que ha sido recientemente adecuado para servir comidas, de momento, en horario de 13.30 a 16 horas. Está situado en la calle San Mateo de Madrid, por la zona de la calle Fuencarral, al lado del metro de Tribunal.

La decoración del local no es profesional – al estilo del Tommy Mel’s o el Peggy Sue – pero es bastante buena: posters de la ruta 66, fotografías de Elvis y John Wayne, etc. La música, de los años cincuenta y sesenta, está muy bien escogida y ayuda a que te sumerjas en la experiencia americana.


Respecto a lo importante, he de decir que he acabado muy contento con la calidad de la comida. En este enlace dejo la carta para consultar la oferta actual. Yo me he tomado una hamburguesa Elvis, que quizá llevaba demasiada salsa, pero no tengo queja alguna de la carne ni del pan, que no era industrial. Además, venía acompañada de unas patatas fritas cortadas en trozos más grandes de lo habitual, que a mí me suelen gustar más. No sé, pero me ha recordado a alguna hamburguesa que me hecho en casa con pan chapata. En mi clasificación de hamburguesas madrileñas pasan directamente al segundo lugar, por debajo del New York Burger pero, en mi opinión, no tienen nada que envidiar a las del Peggy Sue (local que me encanta pero creo que en tamaño y “naturalidad” del producto no supera a esta hamburguesa) o al cercano TM Burger. Es una mezcla extraña, porque estás comiendo un producto típicamente yanqui en un local que está decorado con esos motivos pero, al mismo tiempo, lo ves más de la casa. Junto a la hamburguesa me pedi una naranjada que se me quedó algo corta (en la carta sólo tenían cocacola, naranjada y limonada y esto debería ser uno de los puntos a mejorar), un brownie con helado de vainilla (rico,  pero pequeño y aquí el resto de hamburgueserías tienen buenos  productos) y un café con hielo. ¿El precio? 10 euros. Todo. Increíble.

 Hamburguesa Elvis.

Y abrimos la sección internacional con el Great American Disaster, un diner americano en pleno corazón de Lisboa que me habían recomendado hace ya tiempo y al que tuve la oportunidad de acudir la semana pasada.

El continente lo tienen muy bien cuidado: posters antiguos sillas y mesas acordes a la situación, camareros vestidos como en las películas, etc. Igual o mejor que el Peggy Sue o el Tommy Mel’s. En lo que gana de calle este restaurante es en la selección musical (allí descubrí esta versión del Don’t Think Twice, It’s Alright de Dylan por parte de The Seekers) aunque quizá abusaban mucho de Elvis. En cualquier caso, nada comparable al Peggy Sue, en el que da la impresión de que tienen 15 canciones que están sonando siempre.




El menú es muy completo, con ensaladas, hamburguesas, pizzas  y carnes, además de batidos y postres. Las hamburguesas vienen acompañadas de ensalada – ¡aunque sin aliño! – y patatas fritas (algo industriales) y, aunque el pan también es industrial y es bastante malo, la carne de la hamburguesa lo compensa. Probé también un batido que no estaba muy conseguido y varios postres – tarta de manzana y bollo de chocolate – que sí estaban ricos, especialmente la tarta de manzana.

 Hamburguesa Legendary Lisbon, bañada en salsa de café.

El restaurante está situado en la Plaza del Marqués de Pombal, y tiene unas vistas espectaculares del Parque Eduardo VII, más aún, al atardecer, con el sol dando al parque y a la avenida.

Voy acabar hablando del Ed’s Easy Diner, una cadena de restaurantes del Reino Unido en los que he tenido la ocasión de cenar un par de veces. Lo he hecho concretamente en el situado a la salida de la estación de tren de London Euston (que está cerca de Regent’s Park o de King’s Cross).

Quizá por las circunstancias que rodean mis visitas – suelo cenar allí cuando vuelvo cansado de trabajar todo el día – me parece el mejor restaurante: unas patatas con salsa de queso azul, la hamburguesa original y una cocacola de cereza ayudan a que te cambie el humor para el resto de la tarde. El continente – yo lo valoro casi más que el contenido – además acompaña: gramolas en la barra, mensajes graciosos en las paredes (idénticos a los del Tommy Mel’s) y música acorde. Un día tuve que comer en la barra – como el típico camionero que viene de Nebraska – y los cocineros (se les puede ver mientras te preparan los platos ya que la cocina no es cerrada) se pusieron a cantar y bailar la canción que sonaba.

 Having dinner at the counter!

¡Vaya! Escribir esto me ha devuelto las ganas de ir allá a zamparme otra hamburguesa…

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