Ayer me tropecé con un documental que echaban por Canal + y que resultó bastante interesante: Page One: Inside the New York Times. Se trata de un trabajo muy reciente, presentado este año en el Festival de Sundance y estrenado en los cines norteamericanos este verano.
Me puse a verlo sin demasiada motivación, ya que temía que contuviese el tradicional discurso, bastante repetido en los últimos tiempos, acerca de la importancia de la prensa en una sociedad libre y democrática como la nuestra. Aunque no pueda decirse que me equivocase, porque ese mensaje subyace durante los noventa minutos de duración, lo cierto es que es un documental recomendable.
Se grabó a lo largo de un año, durante el cual el director del mismo, Andrew Rossi, accedió prácticamente sin restricciones a la redacción del diario neoyorquino pudiendo el espectador sentirse casi uno más en la plantilla (podíamos observar llamadas telefónicas de los periodistas, reuniones con el editor de la sección, reunión de los editores con el director del periódico para decidir qué noticias aparecerían en portada día siguiente, etc.), algo parecido a lo que uno siente – al menos así fue en mi caso – cuando ve la última temporada de The Wire, en este caso en la redacción del Baltimore Sun. Todo esto salpicado con entrevistas a personajes que indudablemente tienen algo que decir, como David Renmick (director del New Yorker, del que ya hablé aquí), Jimmy Wales (fundador de Wikipedia), el escritor Gay Talese o Carl Bernstein (Watergate).
David Carr, periodista del Times y uno de los protagonistas de Page One.
Durante este año, el periódico no fue inmune a la crisis que vive el sector y hay espacio en el documental para entrevistas con varios de los cien periodistas que tuvieron que ser despedidos para asegurar la supervivencia del diario. Este es sin duda el tema principal del documental, relacionada con diversas cuestiones, algunas contemporáneas a su grabación: la primera aparición de información clasificada a través de Wikileaks (y la posterior elección del Times como uno de los periódicos a los que Wikileaks les proporcionó los cables diplomáticos de EE.UU. hace prácticamente un año), la relación con los blogs, la conveniencia o no de cobrar por el acceso a páginas web, la aparición del iPad o la declaración de quiebra de la compañía propietaria, entre otros, del Chicago Tribune y el Los Angeles Times.
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