domingo, 4 de septiembre de 2011

The Wrestler



Ayer vi en el Cine Doré The Wrestler, la película de 2008 dirigida por Darren Aronofsky y protagonizada por Mickey Rourke, Marisa Tomei y Evan Rachel Wood que, entre otros, ganó el León de Oro del Festival de Venecia.

A pesar de que el nombre no dejaba lugar a dudas, entré al cine convencido de que iba a ver una película de boxeo. Lo cierto es que el protagonista no es boxeador sino, evidentemente, luchador profesional (de aquella mítica lucha libre que tanta fama tuvo en los años noventa, con Hulk Hogan y compañía).

Randy “The Ram” Robinson (Mickey Rourke) es un viejo luchador al que su tiempo de gloria – los años ochenta – le queda ya muy lejos. Sobrevive luchando en circuitos independientes, en pueblos pequeños de Nueva Jersey, con pocos asistentes y, por tanto, pocos ingresos y con un trabajo a tiempo parcial de reponedor en el supermercado del pueblo. Vive en una casa pórtatil aunque las deudas le acechan y más de una vez ha tenido que pasar la noche en su furgoneta. Su casero no le fía y el supervisor del supermercado se mofa de sus combates de fin de semana, parece que sólo los niños del barrio sienten aún admiración por el héroe que, en su momento, fue.

Randy está viejo para combatir pero no sabe hacer otra cosa. La espalda, las rodillas, los codos; no hay calmante que le alivie el dolor y, además, hace uso de esteroides para mantener el cuerpo. Tras un duro combate recibe la señal – un infarto – que le obliga a replantearse su vida. Tras el bypass debe dejar la lucha libre. Consigue un empleo a tiempo completo en el supermercado en el que ya trabajaba e intenta retomar el contacto con su hija a la que hace años que no ve. Los últimos veinte o treinta minutos son para mí apoteósicos. Él intenta “socializarse”, pero el rechazo de Cassidy, una stripper con la que tiene amistad, tras sus acercamientos desata una tormenta que le hace retomar aquello que le hizo feliz.

Gran papel de Mickey Rourke, que comparte características con Randy ya que, por una parte, fue boxeador en los años noventa (gracias a ello y a un cirujano torpe debemos su rostro) y, por otra, The Wrestler era su segunda película en los círculos comerciales en casi veinte años tras retirarse por primera vez, protagonizando una “vuelta” como la de Randy tras veinte años de su último gran combate. Lo dicho, película que hace pensar, con momentos graciosos (Randy de charcutero no tiene desperdicio) y buena, muy buena música. Sólo el discurso final (que incluyo a continuación) merece ver la película:

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...